Cada tilo serrano es un regalo de la naturaleza en forma de árbol. Y es que todos ellos son auténticas reliquias, vestigios de un pasado en el que las condiciones climatológicas les eran mucho más propicias. Muchos los consideran seres sagrados. Para otros, entre los que me incluyo, son míticos. Su escasez, así como su clarísima tendencia a estar en sitios recónditos y de difícil acceso, nos hacen sentir una gran veneración hacia todo lo que representan.