Bronchales es agua. Es lo primero que se me viene a la cabeza cuando pienso es este increíble rincón serrano, y no solo por los botellones de veinte litros de los que se abastece mi hogar, en el cual ni se bebe ni se usa para guisar otra diferente. Es porque es difícil encontrar otro sitio, aún en su entorno geográfico, con tal cantidad de fuentes, manantiales, nacederos, encaños o, en general, cualquier elemento natural o artificial destinado a que ese precioso líquido satisfaga las necesidades humanas. Posiblemente habría que añadir, además, un calificativo de pureza a la frase inicial, puesto que en Bronchales el agua no es de cualquier tipo. La sabiduría serrana, transmitida de generación a generación, y hoy desafortunadamente en horas bajas, nos dice que las aguas, al igual que los vinos, tienen sus cualidades. Y las que hay en Bronchales, además de ser más que saludables, satisfacen los paladares más exigentes.
El Río Del Puerto, de Bronchales a Lisboa
Bronchales es agua. Es lo primero que se me viene a la cabeza cuando pienso es este increíble rincón serrano, y no solo por los botellones de veinte litros de los que se abastece mi hogar, en el cual ni se bebe ni se usa para guisar otra diferente. Es porque es difícil encontrar otro sitio, aún en su entorno geográfico, con tal cantidad de fuentes, manantiales, nacederos, encaños o, en general, cualquier elemento natural o artificial destinado a que ese precioso líquido satisfaga las necesidades humanas. Posiblemente habría que añadir, además, un calificativo de pureza a la frase inicial, puesto que en Bronchales el agua no es de cualquier tipo. La sabiduría serrana, transmitida de generación a generación, y hoy desafortunadamente en horas bajas, nos dice que las aguas, al igual que los vinos, tienen sus cualidades. Y las que hay en Bronchales, además de ser más que saludables, satisfacen los paladares más exigentes.