Ricardo Herranz desciende por línea paterna de la población
de Griegos. Sus antepasados conocidos nacieron en lo más alto de la Sierra de
Albarracín. En concreto, su abuelo Marcelino vino al mundo allí mismo en 1911.
A partir de la lectura de un manuscrito autobiográfico escrito
por Marcelino en su vejez, Ricardo Herranz ha construido una obra literaria que
merece la pena ser disfrutada por cualquier amante de la buena lectura. Su
argumento es, en principio, bastante simple. Narra la vida de Marcelino desde
su nacimiento hasta la finalización de la Guerra Civil Española en 1939.
Podría pensarse que la vida de un serrano de aquella época
era muy anodina y no susceptible de ser novelada. Dos factores hacen que esto
no sea así. En primer lugar, la humilde vida de un serrano, no solamente en
esos momentos históricos sino desde siglos anteriores y hasta años más tarde,
tenía muchos pasajes cargados de auténticas aventuras (desde los juegos de crío,
en un entorno que meteorológicamente en muchas ocasiones era muy agresivo,
hasta los viajes por la Sierra y también por fuera de la misma). El segundo
factor deriva de las indudables dotes de Ricardo Herranz como novelista, con un
estilo literario capaz de mantener la atención permanente por parte del lector
y de la utilización de una serie de refuerzos perfectamente traídos a la
novela, como la amistad entre Marcelino y la perra loba Luna, protagonista
incluso de la fantástica fotografía de la portada.
Ya hemos calificado al libro por primera vez. Realmente se
trata de una novela de aventuras. La vida serrana y el buen hacer de Ricardo Herranz así lo posibilitan.
Pero no nos engañemos. Que haya aventura no significa que la
novela cambie la realidad. En absoluto. Lo que la misma relata no es ni más ni
menos que lo que ocurría a Marcelino día a día. Y aquí el personaje trasciende
a la historia. Marcelino ya no es Marcelino. Marcelino es, en realidad,
cualquier varón serrano de aquella época. No había grandes diferencias entre un
Marcelino de Griegos o uno de Huélamo o de Checa, pongamos por caso. Es una
novela costumbrista y refleja la humilde vida, a veces miserable, pero siempre
digna, de aquellas gentes nacidas en las mismas entrañas de los Montes Universales.
Las aventuras y desventuras de Marcelino, su perra y los
entrañables personajes que hay a su alrededor forman un escenario absolutamente
creíble que en determinados momentos emociona al lector. Existen pasajes,
particularmente en todos aquellos en los que sale a relucir el obligado candor
de los aislados habitantes serranos en su relación con personas de otras
tierras, que reflejan perfectamente el alma serrana. La propia visión que se
ofrece de la Guerra Civil, absolutamente desapasionada, responde a la realidad de
cómo la misma se vio para la mayoría de la gente de nuestros pueblos. Para bien
o para mal los tiempos se han encargado de transformar esa alma. Ya nunca será
igual que era en los tiempos de Marcelino.
En la solapa del libro Ricardo Herranz se confiesa aficionado
a la lectura. Tiene que ser más que aficionado quien domina de esa forma los recursos
literarios a su alcance. Gracias a su buen uso el libro se convierte también en
un entretenido tratado de gastronomía serrana. Recuerda, de algún modo, al
magnífico El cementerio de Praga de Umberto Eco.
Del mismo modo desfilan por la novela, siempre bien traídas
según la trama argumental, coplas, poesías, leyendas y otros componentes tradicionales
del acervo cultural serrano. Es de agradecer la contribución del libro a que no
se pierdan en la noche de los tiempos.
Los más mínimos detalles han sido cuidados en la novela. La
original entrada de cada capítulo que incluye título, subtítulo y una cita,
además de la fecha en la que se desarrollan los acontecimientos que narra,
contribuye a mejorar su comprensión y lectura. Lo mismo ocurre con la
tipografía utilizada y el adecuado empleo de cursivas, negritas y demás recursos de impresión.
En definitiva, estamos ante una novela costumbrista y de
aventuras, redonda en cuanto a su argumento, perfectamente escrita y con una
serie de aditamentos que la hacen del máximo interés para cualquiera que tenga
un mínimo interés en conocer la vida y cultura de los Montes Universales o
simplemente quiera disfrutar de una más que agradable lectura.
Puede encontrarse información completa de novela y autor en
los siguientes enlaces:
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Me ha entrado el gusanillo por leer ese libro, seguro que es muy interesante esas gentes no eran simplonas como muchos creen, yo nacida y criada en Huesca al casarme e ir a conocer a mi familia politica a Lagunaseca descubri unas personas con tantas vivencias y a veces tan duras....
ResponderEliminarUn abrazo
Tienes mucha razón Josefina. Ya te adelanto que voy a comentar dentro de poco un libro, escrito por una persona de Masegosa y publicado recientemente, que cuenta la historia de su vida. Es curioso como su vida es completamente paralela a la del protagonista de este libro (se llevan muy pocos años). Los problemas de la tierra y de los tiempos eran los mismos en Griegos y en Masegosa.
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